Domingo. Seguramente las personas en general adoran los
domingos. Creo recordar que un día fue así para mí también. Sin embargo, los
domingos, hay siempre cosas que hacer. O, mejor dicho, yo tengo cosas que
hacer, ropa que planchar y guardar, restos de tareas que no hice el sábado,
etc. Los niños quedan con sus amigos y Pablo… mejor no hablar de Pablo, cada
día me tiene más harta y, si hoy hablo de él, no será bien, así que mejor no.
No estoy de buen humor, me levanto cansada y estoy deseando
que llegue la noche para ir a la cama, temiendo de antemano que mañana estaré
más cansada todavía.
Hubo un tiempo en que veía la tele, pero ¿soy yo o la
programación es un asco?
No tengo ganas de pensar. Deseo que mi vida cambie, pero no
sé cómo, ni en qué, ni cómo hacerlo.
No sé lo que me pasa. Quiero dormir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario