viernes, 1 de marzo de 2013

Somos náufragos




Confieso que a veces me desespero y el mundo me parece un lugar horrible en el que ser humano tendría que desaparecer.
Ya pongas las noticias en una cadena o en otra, en la tele o en la radio, lo único que ves es corrupción política, corrupción económica, maltrato de género, masacres de niños en colegios, masacres por guerras o por atentados terroristas, gente que se muere de hambre en diversos lugares del planeta. Y así suma y sigue…
Confieso que, en más de una ocasión, me he oído decir a mí misma: “esto tiene que estallar, tiene que pasar algo y que desaparezcamos para que la Tierra vuelva a empezar”.  También debo confesar que, con tan solo decirlo, he sufrido un escalofrío de miedo. Me han venido a la mente las imágenes de catástrofes y guerras en las que la humanidad perece y, automáticamente, llegan también las imágenes de mis seres queridos. Ante esa horrible visión, respiro hondo y alejo de mi cabeza esas ideas, conocedora del contundente poder de la palabra y de los pensamientos.
Por mis conocimientos y mi experiencia, así como, por las experiencias, estudiadas y leídas,  de otros, estoy firmemente convencida de que nosotros creamos nuestra propia realidad.
Cierto es que no siempre fue así. Escéptica entre los escépticos, tardé mucho tiempo en darme cuenta y comprobar que lo que sucede en nuestra vida y en nuestro mundo lo creamos nosotros mismos en una especie de efecto mariposa.
Mi propósito en este Blog es, justamente, llegar a que otras personas que no se hayan dado cuenta aún de la fuerza extraordinaria que tienen nuestros pensamientos y nuestras palabras, tomen conciencia de la importancia que esto tiene y lo que podemos hacer para que nuestra realidad cambie. Me propongo en este Blog una tarea que probablemente me sobrepase.
 Antes de empezar le he dado muchas vueltas. ¿Sería capaz de expresar lo que pienso y siento con la suficiente claridad como para que el mensaje llegue a los otros? Probablemente no.
 Las posibilidades de que este Blog sea leído por un gran número de personas es, estadísticamente muy pequeño.
Quizás ni siquiera valga la pena, me decía a menudo antes de tomar la decisión. Además, Internet ya está lleno de gente que dice lo mismo que yo voy a decir, de textos y de libros que dicen lo que voy a decir. Pero, he reflexionado largamente. Si cada una de las personas que lo hacen, se hubieran desanimado porque ya había otras o porque nadie les iba a leer, probablemente no habría ninguno de esos textos en Internet. Lo mismo podría decir para la cantidad de libros de auto-ayuda o filosofía que llenan los estantes de las librerías. Así pues, he llegado a la conclusión de que cada uno de nosotros podemos aportar un granito de arena, es más, que debemos aportarlo para tener nuestra conciencia tranquila, para poder respirar tranquilos sabiendo que hemos hecho nuestra contribución, por pequeña que esta sea, para que el mundo sea un lugar mejor.
Estamos viviendo ciertamente una época confusa, en la que el ser humano se encuentra perdido. Durante milenios las religiones, más o menos rudimentarias o más o menos elaboradas, han venido a llenar un vacío espiritual que el hombre parece tener. Hablando de las creencias del Antiguo Egipto decía un autor, cuyo nombre no consigo recordar, que “el Hombre es un dios caído que se acuerda del cielo”. Tal vez sea cierto y tal vez nuestras carencias se deban a ese jardín del Edén perdido y la amargura que sentimos por haberlo abandonado.


No pretendo entrar en metafísica, así que no entraré a considerar las posibles de causas de nuestro comportamiento. Me basta con darme cuenta de que el Ser Humano es mucho más que un envoltorio material y que tenemos un algo más, invisible por el momento, que nos trasciende. Me basta, por ahora, con saber y proclamar que nuestros pensamientos son “cosas” que pueden llegar a materializarse y que nuestra palabra es el vehículo que consigue darle “motor” a esas “cosas”.
Creo en la bondad natural del Ser Humano y creo que, la persona, tanto individual como colectivamente es capaz de grandes cosas… para bien y para mal.
Naugrágo, Tom hanks
Pienso que vivimos una época de transición en la que lo tradicional no llena nuestros vacíos porque tenemos más conocimientos que nunca y que, mientras no encontremos nuevas premisas a las que aferrarnos, somos como niños perdidos, como barco a la deriva en medio de un mar infinito, donde la tierra no se alcanza a ver. En un naufragio la gente la saca lo peor y lo mejor de sí mismos. Y nosotros hemos naufragado.
Parcelas que antes ocupaban las creencias sin preguntas ni respuestas, sino basadas en la fe, se ocuparon durante un tiempo con la ciencia y la tecnología, las cuales parecían tener respuestas para todo. Pero, más esa ciencia y esa tecnología han avanzado, más ha quedado patente que no las tienen. Es más, que esas disciplinas, mientras tratan de encontrar explicaciones, abren vacíos aún mayores. Tan pronto nos convencen de una cosa, cuando se descubre otra que anula a la anterior o, por lo menos, la modifica substancialmente. Y el Humano, como niño perdido, necesita una mano firme a la que aferrarse. Sin esa mano, sin esa seguridad, el miedo nos atenaza y, bajo ese miedo, la sola reacción es la supervivencia a costa de lo que sea, de la misma forma en que aquel que está a punto de perecer ahogado, consigue ahogar a su salvador en un desesperado intento de agarrarse a él.
Llegados a este punto debemos recomponernos.
No se trata de encontrar una nueva religión ya que tampoco eso satisface nuestras necesidades. Esta afirmación puede comprobarse echando un vistazo a la cantidad de nuevas sectas y nuevas religiones que cada cierto tiempo nacen y mueren sin haber cuajado nada más que en una mínima parte de la población. La religión, cuyo significado quiere decir reunir (del latín religare) ha fracasado. Más que unirnos nos ha desunido y ha provocado que, en nombre de esa religión, se hayan cometido las mayores atrocidades. Perdida esa posibilidad, el caldo de cultivo está listo para toda clase de especulaciones, en las cuales, creyentes y escépticos se miran de reojo, preguntándose cada unos de ellos si no es el otro quien llevará razón.  A falta de espiritualidad definida ha surgido una nueva religión; una religión cuyo dios es la economía y cuyo clero es la política. Una religión en la que “tanto tienes tanto vales”. Si antes la religión dominaba a la gente por el miedo, ahora la domina por el poder económico. Lógicamente y como consecuencia, un nuevo miedo se instaura, el miedo a perder ese poder. Se instala también una nueva mística, la mística de las posesiones. La meta ya no es alcanzar la inmortalidad en un cielo invisible al que llegaremos tras la muerte, sino alcanzar una bonanza económica que nos permita gozar los placeres en la tierra. Las promesas de inmortalidad espiritual nos dejan indiferentes. Los bienes materiales e inmediatos son valores más apreciados. Y para conseguirlos, como la vida nos parece corta y tenemos prisa, cualquier medio para alcanzarlos nos parece justificado. ¡Tonto el último!
Infierno de Dante
Y aquí estamos, como en el infierno de Dante, en varios niveles de lucha por sobresalir por encima de los demás.
Pero el ser humano no es eso. De la misma manera que un niño puede volverse cruel bajo determinadas circunstancias, pero, sin embargo, la mayoría estamos de acuerdo en que un niño es inocente y bueno por naturaleza, el Ser Humano se comporta así porque está perdido y desconsolado.
Yo no tengo una solución, porque si fuera fácil, otros más sabios que yo la hubieran ya encontrado. Lo único que puedo aportar es mi convicción y mis pequeñas soluciones; muy pequeñas, imperceptibles quizás, pero que, al igual que el aleteo de una mariposa, quizás puedan convertirse, con el tiempo, en un huracán.
Esas pequeñas soluciones, fruto de mi reflexión, son las que iré desgranando poco a poco en estas páginas, por si le sirven a otro.
Quizás, y ahora que leo el título que le he puesto a mi Blog, sea muy pretencioso por mi parte, pensar que voy a hacer despertar a las conciencias dormidas. Eso pasa, por hacer las coas de madrugada, que todo parece distinto. Pero como mínimo, el tener que escribirlas aquí, hará que despierte la mía. ¿Quién sabe? Si una sola partícula sub-atómica es capaz de modificar una parte enorme de su entorno, a lo mejor, despertando a mi propia partícula consiga influir en un entorno por pequeño que sea. Por lo menos, así lo espero.
A todos aquellos, aunque sea uno solo, que habéis tenido la paciencia de leer hasta llegar aquí, mi más profundo agradecimiento y mi más calurosa bienvenida. Espero que sea el comienzo de una gran amistad. 

2 comentarios:

  1. Decirte que me siento muy reflejada en esta entrada y si no te importa te sigo, saluditos

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  2. Bienvenida María del Carmen y un abrazo

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