sábado, 22 de junio de 2013

¿Nos "deshumanizamos" o somos más humanos que nunca?

Hoy “paseando” por la sección de preguntas y respuestas de Yahoo, me ha llamado la atención la siguiente pregunta:
¿Es el propio ser humano el que genera su ... deshumanización?

Cómo esa es una reflexión que me hago a menudo, os dejo la respuesta que le he dado a este amig@ por si os resulta interesante:
"Creo que vivimos tiempos de cambio. Aunque suene a tópico eso es algo que ocurre cíclicamente en nuestro planeta.
 El ser humano tiene ciclos al igual que los tiene la naturaleza. Hay ciclos en los que la vida humana no tiene importancia (no hay más que echar un vistazo a la Edad Media) y otros en los que parece fluir la solidaridad y el amor.
Ciertamente la influencia de las atrocidades informativas en los medios, contribuye a eso que tú llamas “deshumanización”. Pero no se trata de crear una coraza sino que es una reacción de protección emocional.  Date cuenta de que el dolor no se puede mantener eternamente, entre otras cosas porque hace que segreguemos una serie de sustancias que alteran el organismo y que no podrían ser soportadas durante un periodo largo de tiempo. Pero, además, porque emocionalmente, el ser humano, salvo excepciones patológicas, persigue el placer y no el dolor.

viernes, 21 de junio de 2013

viernes, 17 de mayo de 2013

El universo cambia y nosotros cambiamos con él


El universo cambia y nosotros cambiamos con él. Todo aquel que pretende no seguir el ritmo de los cambios está condenado a ser infeliz, a no sentirse bien consigo mismo ni con el mundo que le rodea; todo aquel que no es capaz de cambiar al ritmo del universo no podrá mantener la salud ni del cuerpo ni del espíritu.
Tal es la enseñanza que se desprende de una de las tradiciones más antiguas del planeta: el Tao.
 El Tao Teh King es un legado de sabiduría china ancestral cuyo origen es incierto. Como muchos otros libros inspirados o legados, la tradición lo ha transmitido de forma oral durante miles de años, hasta que llegó a la forma escrita. Según la tradición, fue Lao-tzu (Lao-tse) quien inmortalizó está sabiduría en papel para que esta fuera comprensible. Mas tarde, Kung Fu-tzu, conocido por nosotros como Confucio, fundó lo que sería conocido como el Taoísmo. Aún así, hay autores que hacen una distinción entre el Taoísmo de Lao-Tse y el Confucionismo. Sin embargo para lo que vamos a tratar, no es algo que tenga mucha importancia, como tampoco lo es el hecho de que se convirtiera en una religión, lo cual, como en muchos otros casos, no estaba en el ánimo de quienes perpetuaron dicha sabiduría.
La fuente de todo esto estaba en un libro aún mucho más antiguo, el I Ching (pronúnciese Yi Ching o Yi King), cuya antigüedad, incierta también, si sitúa en más de 3000 años. Ésta obra magistral y poco conocida, es la sabiduría revelada de no se sabe exactamente que cultura o humanidad anterior. Escrito, como pequeños poemas, nos muestra una realidad cambiante, a la que los físicos actuales están llegando no, sin muchos miles de años de retraso y mucha dificultad en admitir.


domingo, 31 de marzo de 2013

¿Mejor solos… o acompañados?



Esta es una pregunta que miles, por no decir millones, de personas se deben hacer en el mundo cada día.

Leí otro el día, no recuerdo donde, que es alarmante el número creciente de “singles”, es decir, solteros en nuestra lengua de toda la vida. Esto está obligando a las empresas a cambiar su visión comercial. Mientras hubo una época en que se ocupaban en lanzar formatos “familiares” con una mayor cantidad de producto para que le saliera más barato al consumidor, ahora se esfuerzan en sacar formatos con una ración para dar servicio a un número cada vez más creciente de personas que viven solas.
Esta tendencia, parece ser el signo de nuestros tiempos. Parece que hemos conseguido “cargarnos” la única institución que había conseguido perdurar a través de los tiempos: la familia.
Sin embargo, pienso que lo que está verdaderamente en crisis no es la familia, sino la pareja.
La familia está demostrando ser todavía una entidad viviente y efectiva en los tiempos que corren.
Decía el otro día el Dr. Antonio Piñero* en una entrevista que le hacían allende los mares, que España estaba soportando la crisis económica gracias a la familia. En estos momentos, con la cantidad creciente del número de parados y gente sin ingresos y expulsados de sus casas, la familia está siendo el único recurso para mucha gente. La solidaridad de sus miembros hacia los más desfavorecidos está proporcionando una forma de subsistencia para muchas personas que no disponen de otra.

miércoles, 27 de marzo de 2013

El Secreto de "El Secreto"


El Secreto de “El secreto”

Muchas personas hablan de libros como “El Secreto”, “La ley de la abundancia” y muchos otros títulos parecidos.
A unos les “ha cambiado la vida”, otros son detractores a ultranza. Muy pocos son indiferentes.
La gran pregunta es ¿por qué?
 ¿Por qué éste tipos de libros de auto-ayuda parecen “despertar” a unos y dejar a otros inmersos en la más profunda decepción? Y, sobre todo, ¿por qué incluso entre aquellos que afirman que les ha cambiado la vida nadie aprecia en realidad grandes cambios?
Cabría preguntarse si, como dicen muchos, estos son libros para gente que, encuentra en ellos, la auto-excusa para su fracaso. Se auto-compadecen pensando que si no han obtenido éxito en sus vidas es porque no lo desean lo suficiente, o porque de pequeños les “programaron” para ser pobres y ellos no tienen la culpa, y un largo etcétera de afirmaciones por el estilo.
Desde luego no seré yo quien las desmienta, porque estoy firmemente convencida de que la educación que nos da la sociedad desde la más tierna infancia no es la adecuada. Y ved que no culpo a los padres de cada cual, que hacen lo que buenamente pueden, sino a la Sociedad al completo y con mayúsculas de la cual todos formamos parte.
Cierto es que siempre ha habido clases. Todos los hombres no han sido nunca iguales por más que nos esforcemos en conseguirlo. Nuestra Sociedad occidental que se vanagloria de haber abolido la esclavitud permite, sin embargo, que haya esclavitud en otras partes de planeta, mirando hacia otro lado.
Pero, es todavía peor. Hemos abolido la esclavitud en el concepto de que un hombre o mujer pertenezca a otro. Sin embargo hemos reinventado la esclavitud. Ahora hay esclavos económicos, esclavos políticos, esclavos lingüísticos y así podríamos seguir ampliando la lista.
Hay personas que son esclavas de sus hipotecas, préstamos, trabajos, etc.
Hay personas que son esclavas de sus ideas políticas que no les dejan ver más allá y son incapaces de dejar la libertad de pensamiento a los otros.
Hay personas esclavas de su religión que confunden la religión con el culto y se empeñan en afirmar que la suya es la única verdadera.
Todos somos esclavos de un sistema judicial que no siempre es justo y cuyas normas, hechas por los poderosos, han terminado por ser injustas para los más débiles.
Podríamos ampliar la lista hasta casi escribir un libro, pero, para muestra, un botón…
Entonces, ¿qué podemos hacer todos aquellos que no queremos conformarnos con la situación en la que vivimos?

sábado, 2 de marzo de 2013

Si no es tuyo, es que es de otro



El otro día escuchaba una conferencia de Carlos Kasuga en un vídeo de Youtube, cuyo enlace pondré al final para que podáis escucharlo si os interesa.
Carlos Kasuga es un mejicano de origen japonés. Sus padres emigraron a Méjico y Carlos ya nació mejicano. De emigrante pobre ha llegado a ser uno de los empresarios mejicanos más reputados y de más éxito. No solo por su habilidad para los negocios, sino por su calidad humana y la forma en la que trata a sus trabajadores.
Bicicletas en Japón sin cadenas ni candados
Durante la conferencia, explicaba la ética que hay en el Japón, que, dice él, en Méjico no existe. Las mismas palabras que aplica para su país, pueden aplicarse punto por punto para el nuestro. 
Carlos contaba como en Japón la gente puede llegar a la estación con su bicicleta y pueden dejarla allí mientras van en tren a trabajar. No hace falta ponerle una gran cadena y un gran candado, simplemente las dejan ahí y a la vuelta están seguros de que las van a encontrar en el mismo sitio.
Mientras explicaba esto, me vino a la cabeza el robo de la bicicleta de mi hijo hace dos años. Lo malo del robo de la bicicleta, no es que el juicio tardara más de un año en salir, ni que a día de hoy aún no haya habido sentencia. ¡Lo peor es que el robo se produjo dentro del colegio! 
El presunto ladrón (hay que ponerlo así mientras no haya sido condenado a pesar de que la policía le detuvo con ella y hay tres testigos que le vieron hacerlo) saltó la valla del colegio en pleno día, cortó la cadena con unas tenazas y se la pasó por encima de la valla a un cómplice que esperaba fuera. 
Dejando de lado el valor de la bicicleta en sí, que no era mucho, yo pregunto ¿hay algo peor que robarle la bicicleta a un niño? ¿hay algo peor que quitarle a un niño un objeto que, con probabilidad (en este caso así era), había recibido como regalo con la mayor de las ilusiones?
Mi hijo sufrió pesadillas durante una buena temporada soñando con el robo de la bicicleta. Dos años después, cada vez que sale con cualquier cosa a la calle lo hace con el temor de que le vayan a robar.
Aún peor es que ese robo fuera cometido por un adulto. Por lo menos yo así lo pienso.
Dice Carlos Kaluga y lo suscribo que, la única razón por la cual en Japón eso no ocurre, mientras que tanto en su país como en el nuestro ocurra lo que he relatado, es, simplemente, la educación. La frase que da título a estas líneas. En Japón les enseñan a los niños que si “algo no es tuyo es que es de otro”.


viernes, 1 de marzo de 2013

Somos náufragos




Confieso que a veces me desespero y el mundo me parece un lugar horrible en el que ser humano tendría que desaparecer.
Ya pongas las noticias en una cadena o en otra, en la tele o en la radio, lo único que ves es corrupción política, corrupción económica, maltrato de género, masacres de niños en colegios, masacres por guerras o por atentados terroristas, gente que se muere de hambre en diversos lugares del planeta. Y así suma y sigue…
Confieso que, en más de una ocasión, me he oído decir a mí misma: “esto tiene que estallar, tiene que pasar algo y que desaparezcamos para que la Tierra vuelva a empezar”.  También debo confesar que, con tan solo decirlo, he sufrido un escalofrío de miedo. Me han venido a la mente las imágenes de catástrofes y guerras en las que la humanidad perece y, automáticamente, llegan también las imágenes de mis seres queridos. Ante esa horrible visión, respiro hondo y alejo de mi cabeza esas ideas, conocedora del contundente poder de la palabra y de los pensamientos.
Por mis conocimientos y mi experiencia, así como, por las experiencias, estudiadas y leídas,  de otros, estoy firmemente convencida de que nosotros creamos nuestra propia realidad.
Cierto es que no siempre fue así. Escéptica entre los escépticos, tardé mucho tiempo en darme cuenta y comprobar que lo que sucede en nuestra vida y en nuestro mundo lo creamos nosotros mismos en una especie de efecto mariposa.
Mi propósito en este Blog es, justamente, llegar a que otras personas que no se hayan dado cuenta aún de la fuerza extraordinaria que tienen nuestros pensamientos y nuestras palabras, tomen conciencia de la importancia que esto tiene y lo que podemos hacer para que nuestra realidad cambie. Me propongo en este Blog una tarea que probablemente me sobrepase.
 Antes de empezar le he dado muchas vueltas. ¿Sería capaz de expresar lo que pienso y siento con la suficiente claridad como para que el mensaje llegue a los otros? Probablemente no.
 Las posibilidades de que este Blog sea leído por un gran número de personas es, estadísticamente muy pequeño.
Quizás ni siquiera valga la pena, me decía a menudo antes de tomar la decisión. Además, Internet ya está lleno de gente que dice lo mismo que yo voy a decir, de textos y de libros que dicen lo que voy a decir. Pero, he reflexionado largamente. Si cada una de las personas que lo hacen, se hubieran desanimado porque ya había otras o porque nadie les iba a leer, probablemente no habría ninguno de esos textos en Internet. Lo mismo podría decir para la cantidad de libros de auto-ayuda o filosofía que llenan los estantes de las librerías. Así pues, he llegado a la conclusión de que cada uno de nosotros podemos aportar un granito de arena, es más, que debemos aportarlo para tener nuestra conciencia tranquila, para poder respirar tranquilos sabiendo que hemos hecho nuestra contribución, por pequeña que esta sea, para que el mundo sea un lugar mejor.
Estamos viviendo ciertamente una época confusa, en la que el ser humano se encuentra perdido. Durante milenios las religiones, más o menos rudimentarias o más o menos elaboradas, han venido a llenar un vacío espiritual que el hombre parece tener. Hablando de las creencias del Antiguo Egipto decía un autor, cuyo nombre no consigo recordar, que “el Hombre es un dios caído que se acuerda del cielo”. Tal vez sea cierto y tal vez nuestras carencias se deban a ese jardín del Edén perdido y la amargura que sentimos por haberlo abandonado.